La muestra única en Europa ambienta sus espacios con tres composiciones obra de Mónica Rodríguez Lovelle
OURENSE, 9 de enero de 2018.- ¿A qué película de corte histórico pertenecen las piezas musicales que se escuchan en la exposición In Tempore Sueborum? Es una buena pregunta que posiblemente algún visitante se habrá hecho. Pero no tiene respuesta porque esas músicas no son de ninguna producción cinematográfica. Como suena.
In Tempore Sueborum tiene sonido ambiente musical, tres composiciones que son el trabajo desarrollado por la ourensana Mónica Rodríguez Lovelle, doctora medievalista y compositora musical, afincada en Madrid. En su ciudad natal comenzó a estudiar Historia, al tiempo que hizo la carrera musical. Y pronto se dio cuenta de lo fácil y bueno que para ella era unir ambas disciplinas. “La Historia me inspira, es la parte científica mientras que la música es la parte creativa”, señala la autora. En Madrid retomó la armonía, los arreglos musicales por la imagen.
No sin grandes dosis de creatividad, Mónica Rodríguez, que forma parte del proyecto de la exposición internacional sobre el tiempo de los suevos, afrontó el verla desde el punto de vista musical. Así, ideó tres piezas acordes con los contenidos de cada una de las tres salas.
En el Centro Cultural Marcos Valcárcel, para el capítulo de la desconstrucción de los bárbaros, ideó la composición Barbari. Esta música suena tras ver las imágenes de una escena de Gladiator, imágenes de los antepasados que pueden contar qué pasaba en el límite renano danubiano. Es una imagen de miedo”. Por ello la pieza musical de esta sala se inicia escuchando el sonido de cuernos de caza, que en palabras de Mónica Rodríguez, recuerda a los bárbaros. Luego hay unos minutos que reflejan tensión, “percusiones que imitan a caballos galopando, vientos”, para a continuación escuchar coros, que aluden, según su autora, a los hispanorromanos, infundiendo miedo, el miedo a los desconocido, esa sensación a la que contribuyeron Idacio de Chaves y Orosio. La entrada de los cuado suevos en la Península Ibérica en el año 409 también está reflejada en esta composición, pues se cuenta musicalmente con “el tema principal que consta de dos partes: la parte primera, con los coros, las guerras suevas, el toque eslavo porque son eslavos; se transmite una idea de provocar miedo”, explica Rodríguez Lovelle. En la segunda parte, se escucha una voz femenina, “la princesa sueva, las poblaciones que vienen detrás de los guerreros: hombres, mujeres, niños, con sus tradiciones”.
Al entrar en la iglesia de Santa María Nai, suena Speculum, segunda composición de esta especialista con la que quiere transmitir un cambio en la transición del mundo romano al medieval. Incide en la espiritualidad, en el paso del politeísmo al monoteísmo. El Speculum o espejo procede de Martín de Dumio, texto que el monje, obispo y luego arzobispo de Braga había tomado de la filosofía romana, puesto que este personaje, incide la especialista, era más filósofo que teólogo. “Parto de sonidos muy etéreos, canto de soprano que va llevando la melodía inspirada en los cantos litúrgicos judíos y en la música armenia. Luego se incorpora la voz gregoriana y aparecen cítaras, se interrumpe un fragmento que lleva frases gregorianas con fondo de una cuerda”, indica la compositora. Esa música hace referencia al ambiente conciliar bracarense y va creciendo, mostrando una evolución en un ambiente espiritual.
Y en el Museo Municipal nos espera la composición In Tempore Sueborum, que, como señala la doctora ourensana, “muestra la fusión de todo en ese espacio, la pervivencia; es un tema sencillo, repetitivo, emblemático. Muestra sonidos de viento potente, alusivos al mundo romano. Y surge una voz femenina evocadora así como elementos identificativos con lo galaico” que se dibujan empleando coros, gaita, instrumentos celtas.
Las tres piezas musicales fueron compuestas y editadas en ordenador y el resultado es más que evocador en cada uno de los tres espacios en los que se desarrolla la exposición más importante de Europa sobre el tiempo de aquellos bárbaros, según los romanos, que eran los suevos que llegaron para instalarse en el Noroeste peninsular, en la antigua Gallaecia.